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Falsos mitos de la alimentación 1ª Parte
Para poder seguir hablando de la buena alimentación debemos primero desmontar los falsos mitos que hay sobre ella, ya que hay ciertas afirmaciones, y algunas dietas, que se han hecho un hueco entre nosotros y esto es un problema porque se pueden llegar a crear hábitos poco saludables e incoherentes en lugar de confiar en consejos profesionales como damos los nutricionistas.
Empezamos:
FALSOS MITOS DE LA ALIMENTACIÓN
1. Si tardamos en tomar un zumo de naranja se pierde la vitamina C.
Todos hemos escuchado la frase “tómate el zumo rápido que se le van las vitaminas” y la hemos dado por buena sin pararnos a pensar si estamos en lo cierto o no.
La realidad es que las vitaminas de un zumo no pierden sus propiedades de forma inmediata, estudios confirman que la vitamina C se conserva perfectamente en el zumo hasta 12 horas. Para que se produzca una pérdida considerable de esta vitamina tendríamos que calentar el zumo a mas del 100ºC.
2. La fruta de postre engorda.
La fruta de postre sencillamente no engorda. Ni de postre, ni en ayunas, ni por la noche.
La fruta es uno de los alimentos más saludables que tenemos, sostenible y económica según temporada. El azúcar de la fruta forma parte del propio alimento y no aumenta en sangre como un dulce tradicional con azúcar refinado añadido. Con lo cual este pico de azúcar en sangre no lo tenemos, no sobra y nuestro organismo no lo tiene que almacenar en forma de grasa.
Además la fruta contiene nutrientes como minerales, vitaminas, antioxidantes, además de fibra sobre todo si la comemos con piel y básicamente lo que contiene es agua.
Se puede tomar fruta a cualquier hora, porque las calorías y los azúcares serán los mismos sin perjudicar el resultado final.
3. Melón, sandía y pepino no se pueden tomar en la cena…
No hay ninguna explicación científica que diga tal cosa.. Quien se despierte con ganas de orinar por la noche, que no lo tome por su alto contenido en agua… pero de aquí a afirmar que es nocivo para la salud hay un avismo.
4. Los diabéticos no pueden tomar fruta y menos plátano, uva, higos.
Las personas con diabetes pueden y deben consumir fruta, de cualquier tipo, siempre y cuando no sufran algún tipo de alergia a algún tipo de fruta. La fruta ejerce un papel protector a la larga sobre el control de la diabetes en personas con la glucosa elevada. Sobre todo en diabetes tipo II.
5. Los hidratos de carbono por la noche engordan.
Lo primero que tenemos que saber es que los hidratos de carbono son cadenas largas de glucosa. Para digerirlas nuestro organismo necesita asimilarlas en trocitos más cortos, llegando a la glucosa. Por eso se le llama de lenta absorción, porque para llegar a este proceso se tarda varios minutos.
Los encontramos principalmente en los alimentos ricos en almidones, como el pan, pasta, arroz, patatas, legumbres, entre otros. Lo importante es que se consuman en su forma entera y no refinada, puesto que en el alimento entero están todos los nutrientes como principalmente fibra y vitaminas del grupo B y en el refinado solo encontramos las harinas y poco más. Lo importante es que cada uno tome su ración de hidrato de carbono en su versión entera o integral y a cualquier hora del día, dentro de una alimentación equilibrada.
6. Para perder peso hay que entrar en cetosis.
La cetosis es tener cuerpos cetónicos en sangre. Para ello nuestro organismo ha tenido que combustionar (quemar) las grasas porque le faltaba glucosa. En situaciones de fiebre, stress y crecimiento es típico en los niños que tengan cetona en la orina, y ¿qué hacemos? les damos agua con azúcar… El adulto busca esta herramienta de entrar en cetosis para perder peso porque cree, erroneamente, que la combustión de la grasa por falta de glucosa le va hacer perder peso y no es así, al contrario, es una situación de stress para nuestro organismo como consecuencia a algún hecho puntual, pero nunca hay que buscar esta situación como manejo del peso corporal.
7. Las dietas ceto, proteicas, ayuno intermitente, disociadas, son las que permiten el éxito en la pérdida de peso.
Cualquier tipo de dieta con una restricción determinada funciona para la pérdida de peso, ¿pero a costa de qué? Podemos hacer una restricción importante de alimentos durante un determinado periodo de tiempo, perdemos peso y luego qué pasa. Que no somos capaces de mantenerlo y tampoco tenemos la culpa. Sino que detrás de estas dietas no hay un manejo ni planteamiento alimentario para este mantenimiento. Realmente no es hacer dieta, sino tener unos buenos hábitos alimentarios aunque por ello estemos por encima de nuestro peso ideal.
OJO, que digo idealizado porque la mayoría de veces queremos estar en un peso en el que no nos corresponde o bien queremos tener una silueta que no es realista. Por esto es imortante definir los objetivos de peso y cambios alimentarios que me han hecho llegar a la situación actual.
8. El agua en ayunas es depurativa.
El agua en ayunas nos hidrata como a cualquier hora del día.
Beber agua en ayunas no implica tener ningún resultado en nuestro peso corporal. El agua no tiene calorías, no engorda ni hace adelgazar. Bebe agua si te apetece pero no pensando que tendrás un beneficio extra. Y no, tampoco si es con limón. El agua con limón no ejerce ningún poder sanador. Puede ser que algunas personas lo hayan establecido como hábito por el mero hecho de tomar un zumo en el desayuno. Mejor tomar un zumo de limón que de naranja, por el contenido en azúcar.
9. Los huevos elevan el colesterol.
Los huevos tienen colesterol porque son un alimento de origen animal.
En comparación con otros alimentos puramente sí tienen más colesterol pero es que este colesterol se metaboliza en el organismo y este mismo deja de fabricarse por mecanismos de compensación. Así que las personas con colesterol elevado en sangre no tendrán más colesterol para consumir huevos en su dieta. Y no, no hay que limitar su consumo, se pueden tomar a lo largo de la semana como alimento “normal”.
10. Una copita de vino al día es cardiosaludable.
El vino al igual que el resto de bebidas alcohólicas contienen alcohol que es tóxico. Con esto queda todo dicho.
Los taninos y polifenoles que puedan tener no ejercen un efecto protector. Para ello deberíamos ingerir alrededor de 5 litros de vino al día…
Para 1 copita de vino al día pesa más el daño del alcohol, que su efecto protector.
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